Redactado por Ozewa
Hoy les traigo una reseña de un LP un tanto controvertido. Esto último se debe a que el álbum pertenece a una banda que ha tenido una crítica muy contrapuesta. Hay quienes dicen que es demasiado buena y otros que señalan que es horriblemente mala.
Yo soy de los primeros. Aunque debo admitir que, en un comienzo, Ghost B.C. no me gustó para nada. Simplemente, no me cautivó; pero con el tiempo aprendí a tomarle el gusto. Y es que no hay nada mejor que una buena oída a este disco para amenizar un largo viaje o, asimismo, una buena lectura. Sencillamente, porque transmite sensaciones muy relajantes, exquisitas y hasta placenteras.
¿Quizá su música es demasiado difícil de digerir? Diría que es eso lo que tiene a la crítica tan dividida. No por nada me llevo casi medio año entender a esta banda. Probablemente, la razón principal es que, como su música se aleja tanto del heavy metal en algunos tramos, el oyente no recibe lo que espera encontrar -una dosis de energía, poder y brutalidad-, sino que se sumerge en una atmósfera sombría, delirante, densa y -quizá- tétrica; pero exquisita y llena de variados matices, más exquisitos aún. Así es, Ghost es una banda que hay que saber entender.
Llegué a descubrir esta banda porque, justamente, me intrigó la doble opinión que existía al respecto. Más aún me intrigó la extraña puesta en escena, y el hecho de que de sus vidas no revelaran ni sus nombres (más tarde me enteraría que esto era para que sus fanáticos sólo se preocuparan de su arte, lo cual es realmente notable).
El primer y -me perdonarán- único disco que escuché de los suecos fue el que a continuación reseñaré: Infestissumam.